Novela Technotitlan: Año Cero (segunda parte)

Esta es la SEGUNDA parte de la novela de Technotitlan: Año Cero. Consta de 10 capítulos. Después de acabar esta SEGUNDA parte, favor de recordar que son cuatro partes. Se publicó en Internet por primera vez en 1998. Se publicó impresa en edición de autor en 1999. Aquí está de nuevo.

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Aquí hay cine, rock, tv, historia, ciencia, temas de tendencias, comentarios de noticias, y mil cosas más que se me irán ocurriendo... Por otra parte hay más blogs, tengo uno de cuentos, otro es sobre las crónicas de nuestras guerras secretas, Además el de mis novelas, esos están allá a la derecha. Sean bienvenidos...

Monday, October 30, 2006

18. Fiesta

En la mañana del día de la fiesta, Michael estuvo muy atareado en la indagación sobre varias metodologías de investigación históricas. Se había conectado a PLAANET e instruido a su agente digital de información particular, a la que él llamaba Karla, a que buscara en SmartNet los esquemas más idóneos o prometedores según las características requeridas.
El problema con Doménic lo discutiría después con Poincaré o con Sri Sol, o con el mismo Erasmo. De hecho, tenía que hablar con éste de los Grupos Grises. Y pronto.
En eso se encontraba cuando llegó un mensaje cifrado a través de la Matriz. De inmediato Michael entendió de quién podía ser.
La red PLAANET-SmartNet desapareció y sólo quedaron Michael y la Matriz a solas.
Su corazón palpitó con más fuerza y empezó a rezar por que no fueran malas noticias. Trató de recordar de manera apurada si había ocurrido algún evento reciente que afectara a Singapur, pero no pudo concentrarse en ninguno.
Encargó a Karla a través de comandos en pantalla a que lo tradujera según la clave usual. Empezó a leerlo:

Amado Michael:
Primero que nada quiero decirte que te sigo amando y que te extraño tanto a pesar del tiempo y de la distancia, a pesar de mi propia gente y a pesar de mi sentido común.
Me tienen vigilada y los tiempos de comunicación nos los racionan.
Estoy bien de salud, no lo dudes. Además, estamos encontrando nuestro espíritu de resistencia y de ese modo, poco a poco, salir de la parálisis en la que hemos estado.
Pero no te preocupes por mí. No te preocupes, tampoco, por nuestro país, que nosotros lo estamos construyendo cueste lo que nos cueste.
Michael, el motivo de esta carta es de que te preocupes tú por el tuyo. No es mucho lo que te puedo decir, pero ¿recuerdas el trabajo en el que estaba? ¿Dónde me enteré que mi país exportaba sus ideas a tu país?
Yo sé que el destino de mi país no debiera ser el del tuyo. Debes de tener cuidado. Ya tienes de una de mis comunicaciones el nombre de la persona que funciona como ideólogo principal en nuestra extraña mercancía o producto, John Lu, persona con una trayectoria tal, que es de todos conocida por aquí, pero por allá en tu país me imagino que no lo es tanto. Investiga que hace él en tu país. Es importante.
No sé si altero el karma o si me atrevo a pedir demasiado, ignoro si tú estás en algún puesto clave para verificar esto o para alertar a alguien, no lo sé… Incumplo de manera ínfima con el gran mosaico de la Realidad Inmutable, al hacerlo de tu conocimiento.
Que no te entristezca la separación. Estoy segura que estaremos juntos de nuevo.
Tengo interés de lo que en tu última nota mencionaste de ciertos adelantos que Poincaré estaba haciendo respecto a la telepresencia. ¿Tú crees que vaya a avanzar más en esto? Recuerda que estoy vigilada, pero tengo esperanza de contactar contigo de un modo más completo.
Recuérdalo, tengo esperanza.
Tú nunca la pierdas…Te extraña más que con el corazón

Cathy


Acabó de leer la nota y la imprimió. La releyó con un dejo de tristeza y guardó el papel en su cajón. Decidió comentar con Poincaré lo de la telepresencia.
Se empezó a sentir con un malestar indefinible y, presintiendo un inútil ataque de depresión, decidió no caer en la melancolía y optar por ocuparse en algo distinto. Volvió a sacar la nota. Otra vez ese nombre, John Lu. Lo había vuelto a olvidar. Se prometió investigarlo ya. Se notó un poco aprehensivo. ¿No sería ya mucho meterse en terrenos diplomáticos? ¿Valdría la pena?
La llegada del mensaje lo hizo pensar en el estado funcional de su relación. Ésta no podía seguir así por mucho tiempo. Demasiada ansiedad e incertidumbre.
Pero también pensó que no tenía opción más que de seguir, si es que quería a Catherine.
¿Y Sri Sol? ¿Dónde entraba ella en esto? ¿Y si como resultado de su proyecto se unían más y más, hasta dónde sería lo correcto…? Recordó el tono de la plática que se dio aquel día de su confesión acerca de Cathy y de los demás temas que después repasaron…
—Deja te explico, Sol. El tema de Tlatelolco aún tiene validez. Imagínate todo el material que existe para investigar, para darse un juicio: Olimpiadas de México 68, Tlatelolco, la hipocresía mundial respecto a la tragedia… luego el repasar cada represión mundial notoria, hasta llegar al tema de las represiones estudiantiles de Corea en los años ochenta y noventa. Bien podríamos finalizar con la Plaza de Tiananmen de 1989 y la reacción y condena mundial de esos hechos…
—¿Vas a dar ahora una clase llamada Represiones Comparadas I o II?
Michael ignoró, sonriendo, el amigable sarcasmo.
—Sería bueno… Tiananmen tuvo símbolos inolvidables, el muchacho solitario con sus bolsas de mano y un valor rayando en lo irracional que se paró enfrente de los tanques, deteniéndolos; la estatua de la Libertad china… Qué sé yo, quizás en 1989 hubo mayor difusión, más cámaras, «una videocámara, diez, cien mil testigos»… será que la tecnología ha ayudado mucho para esto y… pues, tristemente, reconozcámoslo, en México y Tlatelolco en 1968 no hubo nada de eso… estaban solos. Ahora dime tú que sabes de la época.
Sri Sol empezó a hablar:
—Según lo que sé, los años sesenta el mundo estaba tan politizado —y polarizado—, que era imposible separar la razón de la pasión y que los excesos fueron promovidos en nombre del miedo bárbaro. Por lo demás, ya en los años ochenta el planeta empezaba a tener más opinión pública. Ésta, quizá mejor informada, ya no quiso que le taparan el sol con un dedo. La condena hacia China fue mundial. Creo que no pudo ser de otra forma. Ya existía una gran conciencia colectiva. Ahí estaban los primeros grandes grupos no gubernamentales: Amnistía Internacional, Greenpeace, Mediques sans Frontiers, la International Green Cross de Gorbachev… Todas luchando para un bien común: salvar a la sociedad de sus propios excesos.
Michael estaba impresionado. La coincidencia entre ambos era total…
—¿Dónde leíste todo eso?
Ella sonrió.
—Hasta nos pusiste examen, corazón…
A Michael le pareció que Sri Sol tenía los elementos de inspiración necesarios que lograban mantener su mente despierta y estimulada.
La idea original de que se acostaran juntos no fue de él, sino de ella. Iba en contra de una vaga política de Michael respecto a sus alumnas, de no involucrarse con alguna, pero a esas alturas eso ya no le importaba.
Por otra parte, para Sol, la situación de tener sexo con su maestro nada tenía de significativa o de solemne: le gustaba su maestro y punto. Por fortuna para su conciencia —de hecho, la de ambos—, tenía buenas calificaciones y de ese modo no se sentía que todo fuera parte de una burda maniobra para obtener una aprobación.
De cualquier manera Michael nunca lo hubiera podido llevar a cabo, y Sol también lo sabía. Además, ella que se preciaba de ser autosuficiente, era muy orgullosa y jamás lo hubiera aceptado.
Sol estaba en proceso de convertirse en alguien muy especial para Michael y eso lo hacía sentirse feliz… y ahora con la mirada puesta hacia el cajón en donde estaba el mensaje impreso de Catherine, también le hacía sentirse un poco culpable. Sabía que un día llegaría a estar entre la espada y la pared.
Y Catherine volvía a aparecer. Antes de salir hacia la fiesta, se acordó de hablar con Poincaré respecto al acto de telepresencia que tratarían de realizar. Ya era tiempo de empezar los preparativos. Si su amigo lo conseguía llevar a cabo, harían historia.
Y él, en lo personal tal vez, obtendría algo más…


Michael llegó por fin a la reunión-fiesta que se celebraba por ser motivo del fin de periodo escolar oficial y por el discurso anual del canciller y del rector.
Aprovechaba ese tipo de eventos para escuchar lo que se decía en el recinto de la Facultad, acerca del plantel, de la PoliUniversidad, en particular y de Technotitlan, en general.
Invitados especiales, representantes consulares, personas de sociedad, funcionarios de menor a mayor nivel, sus esposas y… amigos. A todo mundo le revisaban su identificación. Ahí estaba el canciller y allá el rector, separados como siempre, para eludir toda oportunidad de hablarse.
La multitud ya estaba reunida en el gran salón de actos de la Facultad.
Michael deambuló hasta que se le antojó una bebida. Se acercó a tomar una de una mesa, y no pudo evitar oír una conversación a menos de medio metro de él:
—…pues yo estoy en desacuerdo con la campaña de que a la gente le registren el DNA para saber de sus potenciales enfermedades…
—Yo de plano no creo que lo lleven a cabo.
—¿Y que tal si sí? Y no lo digo porque esté bien o mal, eso no lo sé… Lo que sí sé, es que es un proceso muy costoso… ya sabes, un gran despilfarro de dinero, eso siempre lo hace el gobierno, y muy bien, por cierto…
—A mí ni me importa. Yo ni tengo problemas con la gente. Además, mientras tenga ya mis exámenes de Genoma aprobados, estaré en cuidados preventivos.
—¿Ah, sí? ¿Y qué se supone que te va dar si no te cuidas? Digo, si no es indiscreción…
Hubo una mirada gélida entre interlocutores.
—Muy bien, mira, no te puedo decir mucho pero si no me cuido me podría enfermar de hipertensión y quizá vaya a morir a los cuarenta y cinco años de un infarto o de algo peor. Para eso sólo me faltan diez años y…
—Seis, ¿no, querida…? El otro día lo mencionaste tú misma…
—¿Cómo? Ah, es cierto, gracias por recordarme, mi reina… Decía, pero como hace más de cinco años me hice el examen, te digo, el de Genoma, el cual en ese entonces todavía estaba muy caro, pues… ya me procuro una dieta diseñada para mí, especial, con fibra, carne al mínimo y todo eso. Y ya ven, —dijo a nadie en especial—, díganme cómo me veo.
—Muy sana, de verdad —le contestaron en el tono que correspondía.
—Gracias, cariño. Además, respecto a tu pregunta, quizá sí esté de acuerdo en que le hagan a la gente el examen, que sea esa la base para que la gente sepa de qué se va a morir, perdón, quiero decir… que se va a curar antes de que sea demasiado tarde. Ahora que, si no lo pueden pagar, pues que no lo hagan. O que no les informen…Tal vez vivan mejor así.
Río y luego hizo una pausa para tomar un trago de su bebida:
—Además, aquí entre nos, yo ya tengo mis cultivos de médula espinal, los de piel, un riñón, y, aunque ustedes no lo crean… un corazón… una nunca sabe si se puede ofrecer... —rompió a reír una vez más.
El que parecía ser su marido le reconvino:
—Mi amor, por favor, eso no lo digas en público, podrías molestar, hay que callarse… discreción ante todo…
—¡Naaah! Todo el mundo lo niega, pero todos tenemos nuestros «ahorritos», ¿verdad? —volvió a reírse—. Ya sé, ya sé, no es de buen gusto decirlo, pero… ¿qué quieren? me siento tan bien…
—Discúlpenos, creo que ya se le subió la bebida, con su permiso…
Los que estaban reunidos sólo se encogieron de hombros y siguieron en la plática.
Michael derivó ahora hasta donde estaban los canapés. En ese punto, a ratos, se juntaba demasiada gente. Cerca de allí había otro grupo que traía también ya una discusión corriendo.
Hablaba uno de traje gris:
—…sabía que con eso del secreto de la COMPENSAN se iban a tomar demasiadas decisiones a espaldas de la gente, y eso a mí nunca se me ha hecho justo... Oiga usted, ya son diez años o más desde que el Congreso lo firmó y lo dio para delante y no se ve para cuándo…
Su interlocutor, uno rubio, dijo:
—¿Y qué? A mí se me ha hecho genial, un mecanismo secreto para mantener seguros a los de la Comisión Ejecutiva, además de una manera muy útil para no concentrar aquellos tradicionales poderes cuasidictatoriales en el Presidente, se me hace de lo más avanzado e importante…
Un tercer invitado preguntó:
—Disculpen, caballeros y damas aquí presentes, pero yo soy extranjero y acabo de llegar al país y aún no me he conectado… con sus costumbres… Ya en otras ocasiones he escuchado esto de la COMPENSAN pero… todavía no alcanzo a percibir qué es con claridad, ¿alguien me puede decir qué es?
El de traje gris rompió el bochornoso silencio al replicarle en tono amable:
—Bueno, la COMPENSAN es un grupo, dicen que conservador, secreto formado hace más de diez años, enfocado a favor de la seguridad y el bienestar de todos, y que aboga, entre otros aspectos, por un regreso al hogar…
El interlocutor rubio lo interrumpió de manera abrupta:
—Qué, déjeme que le diga, esa es una megatendencia mundial en ascenso, pero en ciertos círculos académicos importantes se afirma que más bien se va
hacia el aislamiento endémico…
—Con todo respeto, señor: ¡eso es un absurdo! Lo que se busca es dar a la gente seguridad y bienestar y qué mejor que guardarla en casa… no empiece por favor con inexactitudes que sólo confunden... Y bueno, yo le decía, la COMPENSAN es un grupo de apolíticos sin rostro que aborrecen la violencia indiscriminada, la anarquía, el descontrol al que, se tiene que decir aunque no guste, PLAANET es muy proclive… la contaminación espiritual, usted sabe…
Otro del círculo, de pelo canoso, elegante, opinó por su parte:
—Eso está provocando reacciones… aquí mismo en la PoliU he escuchado de algunos que están muy molestos con las actividades de la COMPENSAN, ¿no han oído? Afirman que la COMPENSAN se opone a más liberación de las redes debido a que se pierde la independencia individual y se puede promover un desmedido fomento a la… transculturalización y similares…
—Pero eso es cierto, mi estimado, tenemos sobre nosotros un dejar hacer de años, un laissez-faire sobre nuestro pueblo que es terrible, destructivo… La lucha contra la transculturalización es un deber, una globalización en exceso que nos diluye como nación, nuestra identidad disminuida, nuestra unidad mancillada, al final ¿qué más pedirán? ¿La desaparición virtual de monedas? ¿De fronteras? ¿De banderas…? ¡Utópicos, rockeros, ignorantes, bárbaros…! Créame, querido amigo, eso sería intolerable. Además, han criticado que la COMPENSAN sea secreta y sin rostro, sin querer reconocer que eso ayuda a que los… enemigos, por decirles así, no les reconozcan y no puedan ser víctimas ellos o sus familias de algún atentado u hostigamiento…
Alguien más terció queriendo participar:
—A mí tampoco me preocupa, esas personas fueron seleccionadas como si fueran de la Suprema Corte de Justicia. Son del tipo decente, muy competentes… yo vi las listas propuestas, y me consta que lo son…
—A la opinión pública ni le molesta —terció alguien.
Michael se tomó otro bocadillo, vio con sorpresa agradable a lo lejos a Poincaré dentro de una plática muy animada con su ex esposa, Gabriela. Él pensaba que su amigo siempre tuvo su vocación latente de masoquista.
Allá en la puerta de entrada vio a F. Moreno. O sólo Moreno, como le decían sus amigos en la maestría, ya que nadie sabía lo que significaba la «F». El aludido nunca quería decirlo y la mayoría quería saberlo, Michael entre ellos. Siempre se divertía con él… congeniaban incluso en la admiración por Erasmo. Vería la oportunidad de saludarlo más tarde.
Se sentía un poco incómodo por estar de intruso, pero al tomarlo como un mal necesario, se quedó donde estaba de manera furtiva:
—Te lo digo, a la gente, lo que les preocupa más es, en primer lugar los asuntos de economía, como siempre; luego el ancho de banda y en tercer lugar la seguridad…
—¿El ancho de banda en segundo lugar?
—Sí, esa necesidad ha ido en aumento desde hace dos años a la fecha… Curioso ¿verdad?
—Luego con las próximas regulaciones que se vienen, figúrate.
Michael no alcanzó a escuchar lo siguiente. De repente todo se hizo claro.
—Sí, las cosas van bien, creo…
—Yo no estoy de acuerdo. Sobre todo cuando veo, oigo y me platican de los disidentes.
—¿Esos? Siempre van a existir, no hagas caso…
—Una cosa es la oposición, tú sabes, organizada, discreta, justa, honorable, concertadora; pero la disidencia, ¡ufa! sólo buscan la ruptura, son gente que se opone por oponerse sin ofrecer una solución real, no lo sé… Ellos sí me preocupan…
—Se les mantiene a raya. Ya ves que ahora se les imponen castigos más severos…
—Sí, pero las imágenes de los bombazos siguen en la mente de todos…
—¿Qué son, aquí entre amigos, tres o cuatro en seis meses? Eso no destruye a un país, no ha destruido ni a Israel, o a España, lo que lo destruye es la desunión del mismo... El perder la megavisión de todos hacia el mismo punto… eso es lo horrible. No, no te preocupes. Además, yo sé, de buena fuente, claro, que esos… se van a suprimir pronto… Muy pronto. Desde la raíz… digo, yo por mi parte tengo un amigo que dice que tiene un primo en la COMPENSAN que le ha informado de ciertos detalles…
—¿En serio? ¿Y cómo se llama tu amigo?
—Bien… sabes que no te puedo dar su nombre por razones de seguridad nacional, pero yo luego te diré…
—Bueno, bueno ya dejemos esto de la política, que es muy serio y ahora hay que divertirse… Ahora dime: ¿y qué tal tu carro nuevo?
—¿El Mercedes…? Muy bien, oliendo a cuero los interiores, yo creo que no existe nada que supere ese aroma...
Michael abandonó el grupo que recién se puso tedioso y se dirigió hacia otro de los extremos, mientras veía hacia la puerta por si aparecía Erasmo, sin suerte. Ahora tampoco veía a Poincaré, y ya extrañaba a Sri Sol.
¿Por qué no se le ocurrió invitarla?
—¡Hey, Michael!
Se sonrojó porque pensó que alguien pudiera haberlo visto en el intento de escuchar. Se tranquilizó y respiró aliviado cuando vio quién lo estaba saludando.
—¡Hey, Poinc! ¿Qué pasa? Te alcancé a ver con Gabriela, ¿qué tal? ¿Piensan volver?
La cara de Poinc se lo negó antes de que emitiera palabra alguna. En su lugar, dijo:
—Oye, esta fiesta apesta, toda pinche, ella...
—Eso no lo pensaba al principio, pero ahora ya no estoy tan seguro…
—Oye, Mich, ¿te vas a ir temprano?
—No creo, Erasmo va a venir según esto y quiero platicar con él.
—¿Erasmo aquí? ¿En una fiesta de este tipo? Never heard of. Será un espectáculo. Tú mismo decías que a él no le gustaban este tipo de ambientes. Dudo que venga, además, él es tecnofobo y no le gustan los tecnofílicos como la mayoría de los que estamos aquí… con mi honrosa excepción, por supuesto…
—No había pensado en ello… ¿ya viste a alguien?
—Aparte de Gaby, sí, por ahí hay varias gentes, acabo de ver por ejemplo a Doménic…
—Ni me lo menciones…
—¿Por qué?
—Es muy largo de contar. Que sólo te baste que me invitó a… participar en un grupo…
Poincaré sonrió.
—Está en el Grupo Gris. ¡Lo sabía! Sabía que ese güey no podía conseguir tantos beneficios por sí sólo… ¿Tú qué le dijiste?
—No acepté. Y se enojó... Además, me enteré de que está muy adentro…
—Ya sabías que a ese cuate nada le puedes negar, además, acuérdate que te tenía esa, ejem, cierta atención… especial. ¡Si yo te lo dije, mano! Pensándolo bien, debiste haber aceptado. Son sacrificios pequeños. Yo sí hubiera aceptado... ¡Imagínate!
—No seas hablador, no hubieras aceptado, no eres… tan ambicioso…
—Mientras no me tienten…
Se río de manera estrepitosa. Michael sólo sonrió. Algo le llamó la atención.
A la distancia se veía un grupo extraño de tres personas, un hombre y dos mujeres. El hombre, vestido todo de negro con una elegante chaqueta, y sus acompañantes tenían el cabello con terminaciones ópticas encendidas, pequeñas, faldas cortas y escotes profundos nada discretos. Los tres reían en su plática.
Habló Michael:
—A esos, ¿quién los invitó?
Poincaré miró hacia donde apuntaba Michael.
—A las chicas, que aquí entre nos, están muy bien, no lo sé. A él si lo he visto, se llama Tiépolo no sé qué… Es representante de un grupo de estudiantes chic radical, pura pose… medio influyente y tiene muchos seguidores. Una fichita. Creo que es fósil.
—¿Y qué le siguen?
—Ni idea. No sé qué estudia y ni en qué curso va. Pero dicen que es líder nato y tiene misterios, y vuelvo a repetir, creo que no es de fiar… para nada…
—¿Y por qué está aquí? Pensé que sólo habría maestros, funcionarios…
—De seguro alguien lo tomó en cuenta. Ha de ser importante, ¿no crees?
—Supongo…
A lo lejos, las dos chicas de Tiépolo conversaban de manera animada entre ellas. Éste ahora sólo se veía vagar y mirar todo a su paso.
«Lo examina todo», pensó Michael, ensimismado, «tal como yo lo hago…».
—Bueno, Mich, ya me voy.
—¿Por qué, Poinc? ¿Ya te aburriste?
—No, es que estoy cansado y tengo varios pendientes en el laboratorio: Comunicarme a Japón y… a Indonesia. Tú sabes, cerca de Singapur…
El tono fue malicioso pero juguetón a fin de cuentas. Michael lo ignoró y en cambio se le ocurrió una idea:
—Oye, ya que vas a estar tan cerca, ¿puedes hacerme un favor? Olvidé pedirte que me buscaras en los informes diarios de noticias locales que hayan aparecido en PLAANET de los últimos tres meses, cualquier detalle, lo que sea, sobre un cuate que se llama John Lu, de ahí mismo, Singapur… no creo que tengas problemas, estoy seguro que es muy reconocido…
—Así nada más, ¿«John Lu»? ¿Y? ¿Quién es ese cuate?
—De eso se trata. Quiero saberlo.
—Okey… Si ves a Erasmo, salúdalo de mi parte. Bye.
Poincaré partió y Michael se trasladó a otro lugar del salón, desde donde podía ver todo en silencio. En dos ocasiones se cruzó el camino de su vista con Tiépolo pero, en ambos casos, supo evitar la confrontación de miradas y cambiar el ángulo de vista con discreción.
Erasmo no llegaba y a él se le estaba haciendo tarde. Tenía que ir a organizar unas notas.
Sin embargo, quería quedarse un momento más. Ver a la gente, sentir el ambiente social. A veces pensaba que se estaba separando un poco de todo eso. Y aunque eso no le importaba mucho que digamos, también pensó en lo que Doménic le explicó: acerca de cómo avanzar y de cómo llegar a cumplir con los objetivos de la mejor manera. Pero… ¿cuál era el precio? ¿Subir sólo por el hecho de subir? ¿El fin justificando los medios? Quizás el perdido era él y no Doménic. El ingenuo…
Se encogió de hombros.
Mucho se rumoraba de la posición de Erasmo en la PoliU. Algunos consideraban que estaba muy bien conectado y que él estuvo muy cerca del Poder cuando fundaron la PoliU… más allá de lo que por todos era sabido. En los debates, por ejemplo, donde él hacía más de diez años ya proponía el gran preparativo de fusión, que luego se realizó a través de infinidad de muchos problemas, de los antiguos universidad e Instituto Politécnico.
Michael no supo a qué se dedicó su mentor después… hasta que su nombre empezó a ser muy mencionado como candidato para ser el primer canciller de la PoliU, cargo al cual él mismo se descartó al hacer el sorprendente anuncio de quererse incorporar a la misma como catedrático simple y llano.
Allí fue donde Erasmo y Michael se conocieron desde hacía ya más de seis años. Entre ambos surgió una corriente de simpatía muy fuerte quizá debido, Michael teorizaba, a que el viejo nunca tuvo hijos.
Erasmo ahora era visto por la comunidad intelectual como un gran ideólogo que marcó caminos, dio consejos, protestó, pontificó, criticó y, cuando él mismo lo reconocía, a veces erró.
Michael miró la hora. Erasmo ya no vendría. Ya era tiempo de retirarse. Nadie lo extrañaría y él a nadie extrañaría.
Además, tendría que pensar en la semana siguiente. Habría mucha acción en Singapur.

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